Medinaceli y Trinidad
Trinitarios de la noche. Cautivos de
un Barbate añejo
un Barbate añejo
Fotos y texto: Luis Rossi
Hacía tiempo que no se recordaba un Miércoles Santo tan
distinto. Quizás fuera el ambiente, que no hacía falta mirar ningún parte
meteorológico como ocurriera el pasado año. Quizás fuera el cambio de
recorrido, una delicia o Quizás fuera volver a ver la estampa entre flores del
paso del Cautivo y la Trinidad por el parque de la Inmaculada. Lo cierto es que
este Miércoles Santo ha sido una de esas noches en la que todos los puntos se
unieron para dar paso, bajo la atenta mirada de una luna llena, a una salida
procesional memorable.
Sobre la hora prevista, tras el preludio en el interior del
templo, y ante una muchedumbre expectante, Jesús se mostraba preso por el
dintel de la puerta lateral de San Paulino. Ya anunciaba el hermano mayor del Medinaceli,
Juan José Mendoza, que el paso por el interior del parque se repetiría durante
años. En esta ocasión el recorrido casi se disfrutó más, quizás por los puntos
clave donde uno podía deleitarse con ‘Estrella Sublime’.
Siguiendo con el itinerario, la premisa era pasar lo antes
posible por la avenida del Mar, por aquello de las posibles celebraciones de la
Final de la Copa del Rey. Y así fue. Sin prisas, pero sin pausa, el paso por
Tribuna de la Trinidad bajo sones macarenos de la barbateña Banda de Música,
mostró el buen hacer de la peña costalera de Chiclana. Unas cuadrillas que, al
margen de algún pequeño desnivel en el palio, cumplieron el expediente.
Agustín Varo abajo y adentrados en un mundo antiguo y
distinto. Lugares clásicos, quizás algo olvidados, que son donde el encanto de
los cortejos y los pasos se dejan sentir en la calle. Cuesta de Bigalombro, con
saetas previas de Arturo Guzmán y Artura Rodríguez. Hijo y madre. Como novedad,
el paso por As de Guía, donde estaba la antigua fábrica, y la salida hacia la
plaza Carlos Cano.
Allí, junto a la peña Flamenca y ya en la calle Real, se
vivió otro momento mágico. Con motivo del 65 aniversario de la llegada del
Cautivo a Barbate se pasó por la zona y justo por el establecimiento donde
quedó expuesto, Tejidos Barbate. En ese instante, el maestro José Sanjuán
interpretó a piano dos obras, una para cada titular. Un auténtico encanto
rodeado de una multitud emocionada y conjugando una estampa perfecta con el
entorno. Momento cofrade para el recuerdo. Luego llegó la calle Real, “una
ratonera” de la que había que salir y se hizo. Con pericia, aunque con cierto
nerviosismo por los balcones, cierros, farolas y demás elementos que soplaron
al palio. Y para finalizar el ciclo, una saeta de María del Mar Ramos.
La recogida sobre las dos de la madrugada también estuvo
cargada de buenos recuerdos y, aunque la solemnidad le gana al folclore, se
realizó una buena estación de penitencia por las calles con el Cautivo y su
eterna promesa. ‘A ti Manue’ y ‘Aniversario Macareno’ completaban un recorrido
de marchas clásicas, pero bien escogidas, cerrando así una noche para el
recuerdo, con buenos momentos y el sentir de volver a ver sin problema alguno a
la Trinidad y el Cautivo por las calles barbateñas.
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