El luto es
patente. Un Cristo yacente y su Madre vigilia en Soledad por las calles
barbateñas. Un hermandad que ha trabajado intensamente durante todo año y que,
a pesar de la tristeza por la pérdida de un ex hermano mayor, pudo salir
adelante con garantías.
Seriedad y
oscuridad en el templo josefino. Durante los actos previos se hacía la entrega
de medallas tanto al nuevo capataz del paso de la Soledad, Francisco López -que se une a Arturo Cepero y José María Benítez- como a otros
costaleros de negro y blanco.
El cortejo se formaba y las primeras levantadas fueron, en el paso de Cristo yacente a la memoria de Antonio Picazo, llamando sus hijos Luisa y Fernando. (VER VÍDEO)
El cortejo se formaba y las primeras levantadas fueron, en el paso de Cristo yacente a la memoria de Antonio Picazo, llamando sus hijos Luisa y Fernando. (VER VÍDEO)
En el paso de virgen la levantada para los hermanos con
el toque de martillo de María Oliva Fernández, pregonera de la Semana Santa.
Los muñidores van
marcando el paso y encabezando la comitiva fúnebre. La cruz de guía y las dos
hileras de hermanos de cirio, que reciben a un buen número de files que se
congregaron en la plaza Basilio Valencia. El cuerpo yacente lo escoltaba el
Cuerpo de Acólitos Virgen de La Salud.
La peña
Costaleros Nazarenos que avanzan con seriedad su paso y el grupo vocal Real
Capilla del Pópulo comenzó unos salmos para acompañar el féretro en su salida.
Voces del capataz y poco a poco sale el paso con una rosas rojas importadas que
se abrazaban a unas espinas, como una simbólica forma de demostrar el camino de
la vida, lleno de rosas y espinas, que se entrecruzan hasta llegar a la muerte.
Exquisita ornamentación.
Debido a la
posición horizontal de la talla de Cristo, no se puede admirar del todo la
belleza creada por las manos del imaginero Luis González Rey. Pero basta con
alzar la vista para contemplar tamaña obra escultórica.
La Soledad llegó
detrás, tras sendas hileras de penitentes, representación y el Cuerpo de Acólitos
de la Esperanza. Paso de Virgen, portado con yugo por la Cuadrilla Nuestra Señora de la Soledad, que
estrenaba la mesa y los respiraderos adaptados y restaurados con la plata esplendente.
Maniobra con parsimonia para bendecir en soledad Barbate y se aleja el cortejo
con la maravillosa pieza del manto bordado como telón de fondo.
Carrera Oficial
presidida por distintas hermandades, distinción cofrade, Juan Rossi y uno de
los mecenas de la Hermandad, el conocido Diego López Barrera. Con sobriedad y
recogimiento, el paso de Cristo y de la Soledad pasa por delante camino hacia
San Paulino.
En el templo
paulino se vivió otro de los momentos emotivos, con el ya tradicional encuentro
entre la Soledad y el crucificado del Amor. A oscuras, el templo es un rezo,
con especial recogimiento y en memoria de los cofrades fallecidos. De la puerta
lateral sale por la principal del templo y ya camina de recogida.
Así, sobre las
dos de la mañana se ponía fin al sepelio y se cerraba una Semana Santa para
recordar, a la espera de la Resurrección de Cristo. Circunspección absoluta y
disciplina regia en una hermandad que ha superada este año un trance
complicado.
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